"Entre tots, un gairebé desconegut Ildefonso Falcones batia tots els rècords amb L'església del mar, tant en català com en castellà. Les claus d'un èxit literari encara són del tot desconegudes. Falcones va portar la seva novel·la a sis editorials, que la van rebutjat, fins a arribar a la darrera, que la va encertar de ple. Enguany la polèmica entre autors mediàtics i seriosos ha perdut força."
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"En el Palau de Pedralbes las broncas políticas quedaron aparcadas, el encuentro fue plácido y las disputas ideológicas se traladaron al hotel de la calle de Bergara, donde el escritor Julià de Jódar no quiso formar parte del grupo que posó para los fotógrafos para no compartir imagen con Alfonso Guerra. El ganador del último premio Sant Jordi de novela expresó así su rechazo al "cepillado" del Estatut del que alardeó el político socialista, que se mantuvo fiel a sí mismo cuando se le pidió una opinión sobre la postura del autor catalán: "¿Quién es ese señor? Nunca he oído hablar de él y no me interesa lo más mínimo lo que haga o deje de hacer". Mucho Guerra."
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"Sant Jordi es, a pesar de todo, la gran fiesta de lectores y escritores; un punto de comunicación e intercambio en el que el libro firmado se convierte en el bien más preciado. Y ahí, cada escritor es un mundo y cada rúbrica, una galaxia indescifrable. Enrique Vila-Matas opta por el dibujo silueteado, Rosa Montero se explaya en cada una de sus dedicatorias y Márius Serra opta por el juego de palabras a costa del nombre del solicitante. «Hubo una Barcelona que deslumbraba más que brillaba», garabatea Márius Carol en un ejemplar de una «Una velada en el Excelsior». El sol ni brilla ni deslumbra hasta bien entrada la tarde, pero, aun así, cada lector persigue a su escritor como si de la única fuente de luz se tratase. «Mientras se mantenga vivo, Sant Jordi funcionará solo», profetiza Javier Cercas."
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"Mi libro fue rechazado por todos"
Ildefonso Falcones explica las claves de su novela 'La catedral del mar'
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- ¿Qué le decían los autores consagrados?
- No pude ni hablar con ellos, me caían los libros a un ritmo endiablado, alguien calculó que firmaba cuatro por minuto. Un escritor muy conocido - no le diré el nombre- se me acercó y me dijo: "¿Sabes que aquí rompemos las piernas a los que firman tanto?". Ja, ja.
- ¿Qué hizo cuando acabó su libro?
- Se lo envié a todas las editoriales, y fui rechazado o ignorado. Recibí cartas donde me respondían que "no encaja en nuestra línea", "no nos parece adecuado"... El impulso para conseguir su publicación se lo debo a mi agente, Sandra Bruna. ¿Cómo puede ser que, por un lado, me digan que es tan buena y, por el otro, haya tenido semejante rechazo?
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LA FELICIDAD CIENTÍFICA.
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Eduardo Punset firmaba sin parar ejemplares de El viaje a la felicidad (Destino). El director del programa televisivo Redes confesaba que "la editorial esperaba vender unos 6.000 ejemplares de mi libro, un ensayo sobre las emociones, y ya vamos por los 200.000 de tirada. Eso da idea del desierto que existía sobre este tema, se decía que no se podía uno acercar a ello desde la ciencia y la Iglesia postergaba el tema para después de la muerte".
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