28 abril 2006

COSAS VEREDES ...

La Caixa, Planeta y Enciclopèdia Catalana se repartirán la propiedad de Grup 62

El Gobierno catalán presionó a la entidad para que no se desprendiera de toda su participación

ISRAEL PUNZANO - Barcelona
EL PAÍS - 28-04-2006

Las fronteras del mapa editorial catalán se desplazan. Según fuentes del sector, ya se ha alcanzado un preacuerdo para la venta de Grup 62, cuyo principal accionista es La Caixa, que posee el 89% de las acciones. El reparto de la propiedad de Grup 62 tras la venta será el siguiente: el 30% permanecerá en manos de La Caixa; otro 30% pertenecerá a Planeta; otro 30% más, al Grupo Enciclopèdia Catalana, y el 10% restante lo seguirán controlando pequeños accionistas. El Gobierno catalán presionó para evitar que Planeta se hiciera con el control absoluto de Grup 62, según las mismas fuentes.
En contra de lo que señalaban los últimos comentarios surgidos en el mundo editorial autóctono, La Caixa no se desprenderá finalmente de toda su participación en Grup 62, aunque venderá buena parte de ella, según fuentes del sector. Tras la operación de venta en marcha, la propiedad de Grup 62 quedará dividida entre La Caixa (30%), el Grupo Planeta (30%) y el Grupo Enciclopèdia Catalana (30%). El 10% restante seguirá en manos de pequeños accionistas. Aunque estos porcentajes podrían variar ligeramente, el objetivo es mantener cierto equilibrio. El monto aproximado de la operación de venta ascenderá a 20 millones de euros, según datos aportados por las mismas fuentes. El Consejo de Administración de Grup 62 está formado por representantes de Caixa Holding y por Josep Maria Castellet, Joan Rigol, Antoni Serra Ramoneda y Josep Ramoneda. Estos últimos se opusieron a la venta de la totalidad de las acciones de La Caixa al Grupo Planeta, posibilidad que también rechazó el Gobierno catalán, según las mismas fuentes. En el preacuerdo consta que permanecerán como consejeros y garantes de los contenidos para asegurar así la pervivencia del sello.
La operación de la venta de Grup 62 por La Caixa a Planeta estaba casi cerrada el año pasado, pero presiones del Gobierno catalán -sobre todo de Esquerra Republicana de Catalunya- y de entidades como Òmnium Cultural consiguieron finalmente frenarla, según las mismas fuentes. La posibilidad de que Planeta se hiciera con el control del primer grupo editorial en catalán en volumen de negocio provocó un gran revuelo en el sector, porque se creía incompatible con la catalanidad de la empresa afectada. La Caixa, por el contrario, quería vender todas sus acciones a Planeta por considerar a este grupo el más sólido y potente del sector editorial español. El Gobierno catalán presionó a La Caixa para que siguiera presente en Grup 62, según las mismas fuentes.
Fin de las pérdidas
Entre las causas para la venta de Grup 62 se citaban sus pérdidas. Sin embargo, en la junta de su Consejo de administración del próximo mes de junio la editorial no presentará números rojos por primera vez en muchos años, según ha podido saber este diario. Con el preacuerdo, que facilitará la entrada de Enciclopèdia Catalana, se respetará el requisito de catalanidad y se evitará el control absoluto de Planeta. Fuentes del sector editorial aseguran que el plan definitivo estará sobre la mesa de La Caixa a principios de verano para que le pueda dar el visto bueno concluyente en septiembre y hacerlo público en otoño. Otros posibles compradores, como RBA, están totalmente descartados. Según fuentes del sector editorial, este preacuerdo cuenta con la aprobación del Gobierno catalán. El argumento intelectual de la operación sería el de la creación del mayor grupo editorial y de comunicación en catalán.
Las negociaciones se están llevando con total discreción. El problema tras la materialización del preacuerdo sería otro, ya que se crearía una suerte de monopolio que controlaría la mayor parte del mercado editorial en catalán. El Grupo Enciclopèdia Catalana abarca los sellos Proa, Mina, Diccionarios de l'Enciclopèdia, La Galera y Pòrtic, y distribuidoras de libros de texto, entre otras empresas. Por su parte, Grup 62 engloba las editoriales Edicions 62, Empúries, Selecta, Península, El Aleph, Luciérnaga y RACC-62. A finales del año pasado, Grup 62 cedió la gestión de sus revistas (Descobrir Catalunya, Descobrir Cuina, Altaïr, Sàpiens y Nat) a Grup Cultura 03, cesión que empezó a ser efectiva en enero. Asimismo, el Grupo Planeta es un emporio editorial que posee el sello en catalán Columna. De ahí que se planteen muchas dudas sobre cómo se gestionará esta concentración, que podría afectar también a los escritores de los distintos sellos.
La larga historia de esta operación ha llegado a crear un gran hastío en el sector, porque se arrastra de lejos y volvió a activarse recientemente. La entidad de ahorro que preside Ricard Fornesa calificó a finales del año pasado la de Grup 62 como "una de las participaciones no estratégicas". La competición empezó de nuevo. El interés de distintos grupos editoriales por Grup 62, del que ha venido informando este diario, no fue ajeno a los primeros frutos del plan de saneamiento iniciado por Rosa Cullell cuando ésta fue nombrada consejera delegada del grupo, en octubre de 2002. El plan de viabilidad empezó a aplicarse en 2003 y tenía este año como horizonte, un objetivo de saneamiento ya cumplido. La Caixa no pasó a tener el control efectivo del grupo hasta 2002 y desde entonces ha ido aumentando su peso accionarial en la compañía, que ha efectuado dos ampliaciones de capital.
Grup 62 ha vivido un calvario desde finales de 1999, cuando dimitieron con un mes de diferencia el director general adjunto, Oriol Castanys, y el consejero delegado, Oriol Bohigas, por discrepancias con la línea editorial. El primero fue sustituido por Pere Sureda, que fue subdirector general de Ediciones B, y el segundo, por Joan Capdevila, director general del grupo. Ambos iniciaron un plan de expansión que duplicó el número de títulos publicados con largas tiradas y que, en opinión de los expertos, se les fue de las manos. En 2001, Joaquim Palau, director editorial de Grup 62, lo abandonó para dirigir Destino.
Con la entrada de Cullell en 2002, se empezaron a enderezar las cosas. Nombró director editorial a Ernest Folch, que había abandonado Grup 62 con Oriol Castanys; se redujeron a la mitad los títulos publicados; se apostó por las ediciones en catalán y se cerró el sello Diagonal. Hace unos meses, José Manuel Lara reiteró el interés de Planeta por Grup 62.

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