11 mayo 2006

Correctores muy correctos

Silvia Senz Bueno, ha tenido la amabilidad de invitarme a visitar el blog de los correctores, ADDENDA ET CORRIGENDA, a la vez que me trasmitía su acuerdo con algunos de los postulados de mi post de ayer sobre los RETOS del sector editorial, especialmente el que hace referencia a la situación de los OFICIOS DEL LIBRO y sus profesionales, tema sobre el cual ha trabajado y publicado mucho.
Se lo agradezco y os invito a mi vez para que visiteis un espacio de libre expresión de nuestros colegas.

A propósito de correctores y de su necesidad, tomo de Màrius Serra este elogioso y reivindicativo artículo a ellos referido y útil para todos.

La Vanguardia

Otra corrección es posible

NO ES LÓGICO prescindir de los lingüistas y quejarse del empobrecimiento de la lengua

MÀRIUS SERRA


Entre los sobresaltos que provocó la manifestación del sábado hubo uno más bien colateral. En su flamante diario digital, Pasqual Maragall publicó el domingo un post que empieza «Considero raonable que milers i milers de ciutadans expressin la seva actitud» y acaba recordando el bombardeo de Gernika. El presidente rubrica sus reflexiones con un topónimo (es lógico) y la fecha (redundante tratándose de un diario digital). Este domingo debió de escribirlo desde Rupià, porque se leía: «Al Baix Empodrà (sic), diumenge, 19 de febrer del 2006». El error de tecleo en el nombre de la comarca produjo una metátesis espectacular, digna de figurar en los manuales de retórica junto a los clásicos «àguila-àliga, egua-euga o xicallaquitxalla». Al desplazar la R de Empordà, Maragall construyó sin querer una frase inquietante, homófona de «el baix em podrà». Este desliz tipográfico propició un hilarante juego especulativo por parte de los sagaces humoristas del espacio Alguna pregunta més? de Catalunya Ràdio. A las ocho, Carles Capdevila ya se preguntaba por la identidad de esa persona de baja estatura que podría con Maragall. Las hipótesis más verosímiles apuntarían hacia el ministro Montilla, aunque podría haber más candidatos. Descartados por el centímetro tanto Zapatero como Rajoy y apartados de la primera línea Pujol y Aznar, la discusión se centraría en comparar estaturas entre Maragall y sus rivales: ¿Mas? ¿Bono? ¿Carod? El equipo APM volvió a la carga a eso de las diez en su repaso de la prensa. Y entonces, por arte (digital) de magia, la metátesis ampurdanesa se deshizo y «Al Baix Empodrà» devino «Al Baix Empordà».

Ésa es la grandeza de ambos medios. La radio, por su trascendencia social; internet porque, a diferencia de los medios impresos, permite corregir erratas sin dejar rastro. Sin embargo, no se puede corregir con garantías sin contratos dignos para los lingüistas, unos profesionales cada vez más arrinconados que son básicos en el tan cacareado fomento de la lectura. Para que los textos de periodistas, novelistas, ensayistas, traductores, crucigramistas e incluso poetas nos lleguen dignamente los correctores deben ser más valorados. No es lógico prescindir alegremente de ellos en nombre de los costos de producción y luego quejarse del empobrecimiento de la lengua. De cualquier lengua. Debemos exigir el máximo dominio del instrumento a los profesionales del lenguaje, pero nadie es infalible. Un texto debe ser siempre revisado por más de una persona. El lenguaje verbal es un instrumento demasiado complejo. ¿No exigimos controles de calidad en otros ámbitos? ¿No se revisa el trabajo de arquitectos, juristas e ingenieros? Resulta paradójico que, mientras se lava la imagen de los cuerpos policiales, los correctores aún carguen con el sambenito de ser la policía (represiva) de la lengua. Y no. O no siempre. Una buena corrección juega a favor de cualquier texto.

Aparte del weblog presidencial y de las hilarantes antologías de erratas que proliferan en la red, deberíamos visitar más a menudo un weblog que reivindica la figura del lingüista como http://addendaetcorrigenda.blogia.com/. Ya verán que es un espacio combativo, a cuyas críticas por fortuna nadie escapa, como este columnista ha podido comprobar.

MariusSerra@ verbalia. com

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