20 diciembre 2006

Lectura de los clásicos


Ahora ya os puedo soltar mi recomendación. Siempre he sido partidario de las grandes lecturas. Pausadas, perseverantes, al principio duras, casi impenetrables, pero luego tan frondosas, reveladoras y gratificantes. Son lecturas como una gestación. Hay quien transita por los tres trágicos griegos, por Plutarco, Virgilio, Dante o Proust como Pedro por su casa. Hay quien todavía no lo ha probado, o lo ha dejado con espanto a las primeras de cambio. Mi consejo es que perseveréis. Al principio, puede ser duro, incluso muy duro, pero la recompensa es segura. La recomendación no sería tal si no incluyera una receta para los que tenéis dificultades con las grandes obras del pasado. Pero antes remachar que, si en la mayoría de las mejores del presente hay discusión sobre el alcance de su grandeza, de modo que el juicio definitivo irá a cargo de la posteridad, todas las que han pasado la prueba del tiempo son grandes de verdad. No hay falsas obras universales. Ni una. En ningún dominio del arte.

El problema, para muchos, es que suelen atragantarse. En ese caso disminuid la dosis, si queréis hasta la homeopática de un par o tres de páginas diarias, pero sin saltarse un día, sin leer a la ligera, tomando nota mental e incluso apuntando (lo que sea, también las dificultades). Si así perseveráis, seréis grandes lectores. Porque sólo es gran lector quien hace grandes lecturas


Xavier Bru de Sala; suplemento CULTURAS; 20.12.2006

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