24 mayo 2006

INTRIGA

Leo en el suplemento CULTURAS, de La Vanguardia, a Xavier Bru de Sala. Un artículo que titula BALANCE MIERAS, condescendiente y adulón a toro pasado con el equipo de la ex-consellera. Me sorprende el final de la entrega:


Ahora bien, una cosa que ni siquiera llegó a plantearse Mieras es la posibilidad de abrir espacios de conexión entre la cultura y la sociedad. Tal vez con el Consell de Cultura, que nos pintaremos al óleo, claro, pero no por culpa suya, las cosas hubieran empezado a cambiar en este sentido. Tal vez en la próxima legislatura, que ahora no será la que empiece a finales de año sino la siguiente. Suponiendo que consigamos, que nos conjuremos todos los de la cultura, a no salir en foto con políticos ni apoyar partidos que no prometan la aprobación de la ley y la puesta en marcha del Consell para el año próximo.

El balance no es malo (y mejor sería si no hubiera quitado a Folch para poner a un enemigo declarado de la cultura catalana, infeudado a Mascarell como tantos otros, en el Ramon Llull). Pero de giro, ni hablar. A presionar pues, amigos


Cuando propone "que nos conjuremos todos los de la cultura, a no salir en foto con políticos ni apoyar partidos que no prometan la aprobación de la ley y la puesta en marcha del Consell para el año próximo.", ¿a quién se refiere, al decir "todos"?
Me temo que la propuesta es del todo inviable, porque muchos integrantes de ese "todos", por restrictivo que sea el ritual de ingreso en tal cenáculo, viven desde hace tanto tiempo de las migajas que caen de la mesa de ese rico Epulón que no es otro que el poder político que maneja el presupuesto de cultura (asunto casi nada cultural, en muchos casos) en cualquier instancia (municipal, autonómica, estatal o europea) que convierte en un ejercicio de imaginación de alto vuelo y/o alto riesgo el verlos fuera de ese comedero, menjadora o como quiera llamársele. Ya estamos viendo posicionamientos pesebristas en algunos de esos "todos", con motivo del referéndum del Estatut, pero esto no es nada con lo que se espera para las autonómicas catalanas de final de año y las municipales del próximo. Un año es un plazo demasiado largo para que tantos comilitones acepten el paso diario por los comedores sociales para marginados que atienden caritativamente las ONG catalanas.


Y, ¿qué me dicen de las duras expresiones sobre el nuevo conseller, Mascarell, y sus infeudados, comenzando por el televisivo Emili Manzano, flamante sucesor de Ernest Folch en el Institut Ramon Llull? A mi me suena a anuncio premonitorio de más madera...

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