Los "buenrollistas", las ovejitas, los traidores, los vendidos, los sindicalistas venales, ... ya no pueden ejercitar su vergonzoso voyeurismo. Para una audiéncia como esa no vale la pena tanto trabajo. Que se queden ahí afuera, en su mundo hecho de miedos, de poca vergüenza y de sumisión culposa a los poderes fácticos.
Seremos menos, nunca importó la cantidad, pero habrá más empatía, mejor comunicación. Eso espero yo, al menos.
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Ni Dalí lo pinta, ni Josep Pla lo escribe, ni Pau Casals le pone música, ni Gaudí lo construye, pero éste es un blog vivo.
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